Aunque no brilló, venció por 2 a 0 al conjunto de Bahía Blanca en el arranque del Clausura; tantos de Cvitanich y Mouche para el último campeón del fútbol argentino; mirá los goles

Riquelme participó de los dos goles xeneizes
Por Christian Leblebidjian - DIARIO LA NACION No atraviesa su mejor momento Boca, el último campeón. La advertencia se extendió en buena parte del verano, pero fue en el choque contra Santamarina, por la Copa Argentina, cuando el mundo xeneize tomó nota de la minicrisis . Boca pasó esa serie por penales, pero la alarma creció en intensidad. Desacoples defensivos, salvados por las seguras manos de Orion, poco quite y distribución para la generación de juego en el mediocampo y contadísimas situaciones de riesgo real.
La confirmación de esta tendencia fue anoche, en el debut xeneize en el Clausura. En la Bombonera y frente a Olimpo, de lo peor si se espía en el universo de los bajos promedios. Ganó Boca, es cierto. Y ganó bien. Lo que no es poco. Eso sí: su imagen debe mejorar, si pretende luchar a lo grande en los dos desafíos. El Clausura y la Libertadores, su bella obsesión.
En buena parte del desarrollo, Olimpo, ahora dirigido por el Chulo Rivoira, dominó la pelota y el ritmo. Pero no tuvo claridad, más allá de algunos disparos esporádicos, como aquel asombroso a los 15 segundos, lanzado por Rolle y atajado por Orion, luego de una buena acción colectiva.
Con oficio, con capacidad individual, Boca lo fue llevando a su terreno a Olimpo, aunque queda la certeza de que ante adversarios más complejos, en escenarios más difíciles, no le será tan sencillo. Interesantes chispazos de Riquelme y algunos avances por los costados de Mouche y de Cvitanich, le bastaron para transformar un encuentro que parecía esquivo.
Tanto fue así que el primer remate xeneize fue enviado por Rivero, a los 22 minutos. Demasiado tiempo para el último campeón. Sin embargo, esta clase de equipos, suerte de tiempistas del fútbol, saben cuándo y por dónde golpear. Fue en el final del primer capítulo, en una posición que se advirtió offside de Cvitanich, Mouche y otro jugador de Boca; Musto retomó posición defensiva y en un primer momento pareció que habilitaba, pero al partir el centro había fuera de juego. La pelota fue enviada por Riquelme, Mouche bajó el balón de cabeza y Cvitanich, con alma y vida, abrió el score.
Con el resultado a su favor, Boca dejó de lado la parsimonia y tomó el control con mayor determinación en la segunda mitad. Sin brillar, sin deslumbrar, con pasos cansinos, aunque seguros, el campeón dejó de lado la hibridez que lo caracteriza en algunos instantes y buscó sellar la diferencia. Fue con otro pase de Riquelme (de buena actuación) y una definición en dos tiempos de Mouche.
Al final, quedó una sensación: Boca está lejos de aquel, en juego, intensidad y solidez. Sin embargo, cuando marca, cuando expone su oficio, deja la certeza de que es muy difícil ganarle. Hasta marcarle un gol, aunque su rival lo mereciera en variados tramos. Boca es así: un conjunto que surge desanimano, aunque cuando aparece...
los Goles:
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