jueves, 29 de octubre de 2009

Que no se corte

Palermo y Román mejoraron su relación afuera y en la cancha. Boca, esta tarde, necesita que sigan así...

¿Qué esconde ese efusivo abrazo que Palermo le dio a Riquelme el domingo en el Monumental? ¿Qué hizo que, tres fechas antes, Román lo corriera con sonrisa plena a Martín tras su gol histórico de cabeza ante Vélez? Hay, evidentemente, un cambio en esa feroz interna que enfrentó a los dos líderes del equipo en este último tiempo. Un cambio que, sin recomponer las diferencias personales que aún persisten, contribuyó a una mejor armonía, a otro tipo de convivencia y, si se quiere, de tolerancia. Ya no hay fastidio extremo cuando uno tiene que referirse a otro.

Las concentraciones, incluso, los encuentran comiendo en la misma mesa, algo que era inaceptable hasta hace unos meses, cuando los separaba hasta las combis en las que viajaban a los entrenamientos (así pasó en la pretemporada de Tandil). Por lo pronto, esta es una nueva situación que hasta llevó al goleador a decir: "Parece que con Román nos estamos queriendo mucho". O al 10 a tirarle buena onda al Loco en la Selección: "Si le dan 20 minutos con Perú, hace un gol". Un mensaje que, como si fuera poco, no sólo se transmitió puertas adentro sino también en la cancha. Se dio en ese 3-2 en la Bombonera y en el superclásico, cuando entre ambos armaron la jugada del empate. Por eso, en Boca todos piden que esta historia no se corte otra vez...

Es cierto que detrás del telón hay circunstancias, personajes y una causa en común que contribuyeron a recuperar las relaciones cordiales. La influencia del dirigente Juan Carlos Crespi (de mejor relación con Martín pero respetado por ambos) como intermediario fue importante, pero también lo fue el salvataje de Basile. Ninguno quería el alejamiento del Coco. Y entendieron, en el momento de mayor crisis, que la forma de respaldarlo era unir fuerzas. Ese mensaje, incluso, llegó al grupo, que empezó a ver a sus líderes en otro contexto. Está claro, de todos modos, que el increíble partido ante Vélez fue el brazo futbolístico que ayudó a terminar de cambiar el clima. Y aunque parezca mentira, hasta la mudanza de hotel, del Emperador al Intercontinental, ayudó: en el nuevo-viejo lugar de descanso previo a los partidos, el salón comedor se divide en dos mesas de diez jugadores. Y ahí, entre los más grandes, Román y Martín comenzaron a compartir otros menesteres. Un dato que los dos protagonistas relativizaron, pero que también colaboró con una parte.

"Ellos nunca van a ser amigos. Es la realidad. Pero tampoco, si les preguntás, saben muy bien por qué están o estuvieron peleados". La frase de alguien que los conoce bien resume un poco las idas y vueltas de JR y MP, en su versión novelera. Distintos modos de comportarse, situaciones del día a día (personales y laborales) y diferentes afinidades, los fueron separando en diversas oportunidades. En el 2000, fue la preferencia de uno por Delgado y del otro por Guillermo. Y después de la conquista de la Copa del 2007, que los encontró más juntos que nunca (hasta llegaron a compartir alguna cena fuera de Boca), la distancia se generó por actitudes de Román que no gustaron y que Cáceres se animó a hacer públicas previo al clásico del Apertura 08. Pero hoy, al menos, se permiten dialogar cuando es necesario, comunicarse sin intermediarios (como cuando deben repartir las entradas que le dan al plantel) y hasta mantenerse abrazados por algunos segundos como pasó en el súper tras el empate.

Algo está claro. No pasaron a vivir en el mundo de las maravillas, pero los gestos públicos que ambos se dedicaron en estos días parecieron genuinos. No fue un rostro de alegría impostado el de Riquelme en el gol de Martín a Vélez y eso es algo que el Loco valoró en el momento. A partir de entonces, cada vez que uno habló públicamente del otro lo hizo en un tono positivo, mostrando que en la cancha se respetan. Ahí, en el campo, es justamente donde mejor están. "Siempre queremos que él haga goles y que sea el goleador del campeonato. Ojalá que en el clásico le vaya bien", tiró Román en la semana previa.

Para el partido de hoy, ante Chacarita en la Bombonera, Boca otra vez necesita su unión en la cancha y también de nuevos abrazos. De ellos, claro, depende que no se corte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario